No hay duda que el raw black metal es una corriente de muchos adeptos a nivel mundial, el sonido más orgánico, menos tecnológico y producido, también transmite atmósfera, y suele muchas veces ser más oscuro cuando de metal negro se trata. Desde la intro algo tribal folk con unas guitarras mal grabadas este trabajo es crudo. Ya cuando empieza el álbum, todos los instrumentos parecen haber Sido grabados con una grabadora de mano a un casete y que al digitalizar se sienten hasta altibajos propios de la saturación que no soportan las cintas analógicas. Para este fin, la voz juega un papel protagónico, siendo en todo momento extrema y dejando sangrar hasta el último rincón de la garganta, semejando al viejo Quorthon.
Lo que se escucha o se percibe es a una banda que no sigue a la escuela nórdica, y trata a través de riffs sencillos y baterías por lo general veloces, ser extrema y brindarte la sensación de que es música hecha por gente que no juega con lo que dice en sus letras (aunque uno nunca sabe ), esa sensación de clandestinidad y grabación de sonido tan mala les favorece, mucho más cuando la banda nunca publicó su alineación y oculta su identidad.
Quizás sea la música del futuro, ahora que todo es tan sintético, técnico y llevado a la perfección, seguramente lo que se busque sea esa propuesta imperfecta e inmunda en dónde no intervenga tanto la ayuda tecnológica. Hasta que eso suceda puedes dejar pasar este disco.
Mis favoritas: "Uma da Virgem Desalmada"
Me gustó: 40%
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